Crítica 'Glee'

Una lista innumerable de premios y nominaciones, cuatro temporadas a sus espaldas, un reparto coral que integra a la perfección jóvenes con adultos y más de 500 canciones de ayer y de hoy. Suena bien, ¿eh? Pues sí, a decir verdad los chicos del coro del instituto McKinley suenan muy bien.

<i>Glee</i> es una parada obligatoria para todos aquellos amantes del género musical y, por qué no, de una buena comedia absurda. La principal novedad que aportó en su estreno allá por 2009 y que la hace no ser una serie más de jóvenes e institutos es que nos hace ver la situación desde los ojos de los perdedores, los <i>losers</i> en inglés, y no desde la perspectiva de los triunfadores. Eso no quiere decir que nos quedemos sin conocer al guapo y simplón <i>quarterback</i> del equipo del instituto o a su novia mala malísima, capitana, cómo no, del equipo de animadoras. Pero el talento y el gusto por la música de todos hará que no tarden en compartir escenario personalidades tan dispares como las del gamberro de la clase o la del chico en silla de ruedas con gafitas.

Una serie que rompe estereotipos, con un argumento que engancha... al menos, hasta la mitad de la 1ª temporada. Lo que empezó siendo un modesto proyecto, no por ello falto de ilusión, no tardó en convertirse en todo un éxito de la televisión y del panorama musical, con picos de audiencia de hasta 26 millones de telespectadores y miles de descargas musicales en Internet. Siendo así, parece ser que los guionistas decidieron esconder un poco su trabajo detrás de las canciones, más comerciales cada vez.

Muchos son los detractores de <i>Glee</i> que no están contentos con la evolución de su serie favorita, pero lo que es innegable es que la serie se mantiene en parrilla contra viento y marea, con audiencias más que aceptables, actuaciones alucinantes, nuevas voces con mucho talento pero también con todo su reparto original, a pesar del gran cambio que vivió la serie con su 4ª temporada.