Sinopsis
Un jugador de béisbol, Hank Wiggen, tiene problemas mientras realiza un anuncio antidroga. El director trata de ayudarle pero las cosas no cuajan hasta que su mujer, Lola, le anima a que se desmarque del guión y cuente su propia historia. Hank estuvo enganchado a las drogas y sólo las dejó cuando creyó que iba a morir. Ahora está limpio y volverá a ser una estrella el día del partido. En la toma siguiente del anuncio, Hank lanza un tiro y se le rompe el brazo.
En el hospital, Wilson le dice a House que piensa que Hank tiene osteopenia aunque el equipo médico no descarta que pueda padecer un cáncer. Mirando su carné de béisbol, House ve que el jugador ganó bastante peso después de pasar una temporada anterior en la liga japonesa. Los médicos sospechan que usó esteroides que explicarían sus problemas en los huesos.
Chase quiere una muestra de orina pero Hank se niega a que se la tomen. Cameron y Foreman comunican a House que los análisis no muestran restos de esteroides, pero que los niveles de proteínas Beta-2 de Hank han aumentado. Podría tener linfoma. House sigue creyendo que los esteroides tienen algo que ver con los problemas del deportista. Todas las pruebas que han hecho al paciente dan negativo en cáncer y en uso de esteroides, pero House sabe que los esteroides actuales pueden resultar invisibles en los análisis, aunque hay cosas que no se pueden ocultar. Llega a la habitación del paciente y le baja las sábanas: descubre que los testículos del enfermo han encogido. Lola, la esposa de Hank, se siente ultrajada.
House manda que le administren lupron, pero si resulta que no ha consumido esteroides, el medicamento causará graves problemas respiratorios. Hank empieza a jadear y el equipo médico se pregunta qué le está matando. Gregory House habla seriamente con la pareja. Si realmente ha consumido esteroides, lo pueden tratar, pero si no se trata de eso, el equipo médico desconoce qué causa los problemas de riñón que tiene y podría morir. Finalmente, el jugador de béisbol confiesa que cinco años atrás tomó algo que le dio un compañero del equipo que le hizo ganar gran cantidad de masa muscular en un mes, pero no tiene ni idea de qué se trataba.
House presiona a la directora del hospital para que ponga a Hank en la lista de transplantes de riñón, pero ella no es partidaria porque todavía no tienen un diagnóstico certero. Quiere alguna evidencia de que tiene la enfermedad de Addison u otra dolencia que haga peligrar su vida. En caso de transplante, necesitan un donante y la esposa de Hank se ofrece porque son compatibles, pero en los análisis descubren que está embarazada.
Hanks comienza a alucinar. Habían eliminado causas externas porque creían que Lola estaba sana, pero ella no ha podido oler nada en seis meses lo que prueba que tampoco está bien. Ahora el equipo médico trata a la pareja como si fuera un solo paciente y los síntomas apuntan a que tienen un envenenamiento por cadmio. Hank admite que ambos han consumido marihuana del mismo proveedor que compartían cuando estaban en Japón. Ella lo ha dejado, pero él reconoce que todavía no. Chase dice que el suelo donde crecía la marihuana podría estar envenenado Empiezan a administrar al paciente un tratamiento contra este veneno. House miente en el informe médico y escribe que el jugador de béisbol sufre del mal de Addison para que su expediente quede limpio y pueda participar en la Liga Nacional de Béisbol.