Sinopsis
A Julia por fin le han dado el dinero del crédito. Y la primera medida que adopta es la de reformar el local. Pero cuando todo parece ir por buen cauce, el dinero desaparece. Y claro, cualquiera en este ruinoso negocio puede ser sospechoso. Al fin el dinero aparece, pero vuelve a desaparecer como por arte de magia. Magia de Isma, que se lo ha dado sin querer a una pobre anciana a la que quería ayudar con un poco de comida después de su desahucio.
La misma mujer a la que Agustín y Genaro han dejado pasar la noche en su habitación. Al final, el dinero se recupera, merced a la buena voluntad de la anciana. Sin embargo, las alegrías en este negocio duran poco: Julia descubre que la persona que hay detrás del constructor que le va a hacer la obra no es otro que... ¡Pedro! Nadie dijo nunca que una reforma no tuviera sus riesgos.