'Los Simpson' continuan sus aventuras y desventuras a lo largo de la vigésimo primera temporada de la serie. La tranquilidad brilla por su ausencia en la mayor parte de los capítulos, con situaciones un tanto alocadas. ¿Qué ocurriría si la ciudad de Springfield se convirtiese en una especie de 'Gran Hermano'? Pues, precisamente, eso es lo que termina haciendo Ned Flanders. Su bsesión por la seguridad y buena conducta acaba por llenar las calles de cámaras. No obstante, no es lo único impactante que le ocurre a los personajes secundarios: Moe Szyslak es invitado a formar parte del jurado de 'American Idol' y se hace amigo de Simon Cowell.
La familia Simpson no para en su colección de aventuras. Homer se convierte en superhéroe gracias a unos cómics, Marge consigue organizar una sesión fotográfica erótica para ilustrar un calendario y Bart hace una de sus fechorías más gordas. Con el objetivo de relajar a Edna Krabappel, toma la decisión de aderezar su café con alcohol, lo que termina provocando que la echen de su trabajo. Pero es que su relación con los estudios no mejora, con sus padres probando todo tipo de métodos para intentar centrarle.
Lisa también vive un momento de lo más extraño. Descubre el fascinante mundo de la brujería, algo que puede perturbar seriamente su forma de entender el mundo. ¿Conseguirá salir de todo eso o, por contra, acabará enredada en los hechizos? Sin embargo, no es la única obsesión que encuentra la pequeña: coleccionar pins de las olimpiadas le deja hasta sin ropa... Y todo por la carrera en el curling que sus padres están desarrollando.
En esta tanda de capítulos también puede verse ocasiones de lo más recurrentes, como el Actor Secundario Bob intentando acabar con la vida de Bart, el pequeño Simpson enamorado de nuevo y especiales de terror que convierten la cerveza Duff en algo muy alejado de un manjar, tal y como Homer lo siente cada día.