Se busca millonario

Llega la noticia de que Rodrigo Torralba, el dueño del centro comercial en el que está la zapatería de Fran, ha muerto en un accidente aéreo en el Caribe. En un primer momento, Fran se muestra muy preocupado porque esta muerte puede afectarle económicamente. Más tarde su preocupación se transforma en indignación, se da cuenta de que lleva años pagando el alquiler del local a Torralba y el millonario ni siquiera se ha dignado a conocerle.

Decide enviar un gran ramo de flores a la familia del difunto para mostrar sus condolencias y hacer que los herederos reconsideren el importe del alquiler, revisándolo a la baja. Después de gastarse una pasta en flores se entera de que Torralba ha sobrevivido al accidente, y que fue rescatado por una tribu que lo adora como a un dios.

Fran ha hecho el ridículo y lo sabe. Y lo peor de todo es que todos los demás también lo saben. Sólo le queda una opción para defender su orgullo herido, lanzará un ultimátum a Torralba amenazándole con abandonar la zapatería si éste no se digna a conocerle. Por supuesto el millonario no aparece por la tienda y Fran la cierra, quedándose en paro.

Pasar tanto tiempo en casa con Lola vuelve loco a Fran, y a ella también. Hay que reconsiderar una vuelta al trabajo pero de la manera más honrosa posible: si el verdadero Torralba no aparece alguien tendrá que hacerse pasar por él. Y Fran no tiene escrúpulos.