Sinopsis
48 horas. Ése es el tiempo de que Natalia dispone para salvar la vida de su hija. Ninguna de las personas infectadas por las bolsas de Prolab ha sobrevivido más de ese tiempo.
Los laboratorios se enfrentan a su peor pesadilla. Juan Villarroel, director de la comisión del Ministerio de Sanidad que investiga el escándalo Prolab, anuncia que investigará a todos los laboratorios implicados, incluidos los Acosta... y especialmente a Fernando, su Director de Calidad.
Pero el tiempo de Tania se acaba. Pazos y Natalia se reúnen en secreto en un embalse: tienen que descubrir al responsable de la epidemia cuanto antes. De pronto, escuchan un coche: alguien les ha seguido. No saben que se trata de Virginia.
Cada minuto que pasa, es un minuto que Tania está más cerca de la muerte. Esto hace que las tensiones se multipliquen. Por un lado, Daniel acusa a Fernando de ser el verdadero responsable de la situación de Tania. Por otro, Isabel utiliza la enfermedad de la chica como instrumento para conseguir más audiencia, lo que provoca un gran enfrentamiento con Natalia.
Y mientras Tania se debate entre la vida y la muerte... el reloj del asesino sigue estando en poder de Natalia. Fernando lo descubre, y antes de que Natalia pueda llevarlo a la policía, Fernando le confiesa que el reloj es suyo, pero porque lo recibió anónimamente. Sin embargo, Daniel, convencido de que Fernando es el criminal, hace llegar a Villarroel la grabación en la que Fernando y Julio hablaban de comprar a las víctimas de la epidemia.
Esto provoca la detención de Julio Velázquez, que jura a Daniel que el tóxico envenenó las bolsas en el proceso de fabricación, pero que él es inocente. En efecto, Daniel descubre que el tóxico no estaba en el plástico de las bolsas, sino en las máquinas que las elaboraban. Alguien las envenenó.
El “quién” sigue siendo una incógnita. Pero el “por qué” se desvela. Natalia comenta a Pazos que el único motivo para provocar una epidemia es tener un antídoto listo para ser comercializado. Pazos ata cabos. Un antídoto listo... como lo está el Inmufor, un medicamento fabricado por los laboratorios masivamente aunque nunca ha sido rentable. Sin embargo, el Inmufor sólo se ha producido en el extranjero. La dosis que salve a Tania no podría llegar a tiempo... a menos que su creador disponga de una.
Pazos se pone en contacto con Perotti, el jefe de desarrollo del Inmufor, quien le cita en el embalse para darle esa dosis. Pero Virginia alerta a Natalia de que se trata de una trampa. Perotti lleva muerto bastante tiempo: el hombre que ha citado a Pazos lo ha hecho para matarlo.
Sin embargo, las dos mujeres llegan tarde para salvarle la vida. Al llegar al embalse, el asesino mata a Pazos y está a punto de matar también a Natalia, aunque Virginia la protege y recibe la bala en su lugar, resultando herida. El asesino escapa de nuevo, y con él, la posibilidad de salvar a Tania.
La chica entra en parada cardiaca... y entonces llega una ayuda inesperada. Guillén inyecta a Tania una dosis de Inmufor que le salva la vida. Pero la historia no acaba aquí. Al contrario, está a punto de empezar.
Lo que ha estado pasando desde el principio. La muerte de Arturo, el accidente de Tania... nada ha sido casual. Nada ha sido por dinero. Pazos cree que el objetivo del asesino es Natalia, y que actúa... por motivos personales.