La cruz de Caravaca

La última vez que Lorenzo Quart estuvo en España fue para resolver un extraño crimen perpetrado en una iglesia sevillana. El desenlace del misterio y los métodos de Quart, excesivamente duros y poco complacientes con sus superiores, le valieron un destierro que el sacerdote prefiere a su anterior misión en la Secretaría de Estado del Vaticano.

Pero Quart es un hombre valioso y ahora ha recibido como “castigo” una misión en Madrid. Será asesor de Monseñor Aguirre, Legado Permanente en España. Este trabajo burocrático oculta su misión verdadera, que se irá desarrollando a lo largo de los episodios.

El primer caso al que se enfrenta Quart es el robo de la Cruz de Caravaca, expuesta en una iglesia madrileña. Quart se instala en la capital, reencontrándose con antiguos conocidos: el inspector Navajo y Macarena Bruner. Con ellos colaboró en la resolución del caso de Nuestra Señora de las Lágrimas; ‘la iglesia que asesinaba para defenderse’.

Aprovechando su presencia en Madrid, el Vaticano le encarga la investigación de crímenes, desapariciones y robos que, de algún modo, están relacionados con enigmas de la historia, la mayor parte de ellos vitales para la Iglesia Católica. Cuando Quart inicia sus pesquisas en la capital española, retoma el contacto con Navajo y Macarena.

Además de estos personajes conocerá a Alicia, la restauradora que trabaja para Macarena; y a Pedro Sangro, el actual novio de la sevillana. En su primer caso también entablará una singular relación con el padre Campos, erudito, filósofo y heterodoxo; una enciclopedia viviente de la Iglesia, su historia, su arte y sus misterios. Judas, un joven que estudia en el seminario, se convertirá asimismo en compañero inseparable de Quart al que tendrá como modelo a seguir, provocando las iras de su tío, el mismísimo Aguirre.