El muñeco diabólico

El frutero tiene que hacer frente a un duro momento personal. Es el cumpleaños de su hija Clementina y no tiene dinero ni para comprarle un globo. Sin embargo, el nuevo novio de su ex-mujer, Marcial, trata fenomenal a la niña y le avasalla con regalos. El frutero cree que Marcial podría quitarle el cariño de su hija y como no está dispuesto a aceptarlo se propone ser el mejor padre cueste lo que cueste.

Cuando Carlota se pone en contacto con Gonzalo y le dice que necesita hablar con él, aflora la esperanza de una reconciliación. Sin embargo, ella sólo quiere anunciarle que se casa. Una vez que conoce la noticia, Gonzalo cae en la más profunda tristeza y Mónica, que por puro aburrimiento está saliendo con un hombre que no le gusta, decide renunciar a su cita por ayudar a Gonzalo. Los dos salen juntos una noche en la que se encontrarán con un joven en la calle -Pau Donés- que interpreta una bonita canción que a los dos les fascina.

Sole está pasando por una mala racha económica y es que se pasa el día haciendo de prestamista y nadie le devuelve lo prestado. La última deudora es Vero que con lo atareada que está con los preparativos de la boda no recuerda que le debe dinero a su amiga. Vero descubre que le falta uno de los cheques que le habían dado para su boda y por un malentendido cree que Sole se lo ha robado.

Mientras tanto, Pablo no puede evitar seguir enamorado de su futura cuñada, la misma que se va a casar con su hermano. Para intentar ocupar su mente, se apunta a baloncesto con los compañeros de universidad aunque su incursión en el mundo del deporte no va a ser tan buena como esperaba.