Vestidas para matar

Las chicas están en su habitación preparándose para salir el viernes por la noche y cada una comenta los planes que tiene. Lola se siente un poco desplazada cuando empiezan a hablar del tema de los novios y le dice a sus amigas que esa noche ha quedado con una vieja amiga, aunque lo cierto es que va a ir a cenar a casa de su padre. Mientras se arreglan, Lola encuentra un colgante que resulta ser para ella aunque no sabe quién se lo regala. En el fondo piensa que es cosa de Pedro, por eso se decide a escribirle una carta de agradecimiento durante la clase de Gaspar. El profesor la sorprende y lee el texto en alto, lo que le hace sentirse avergonzada.

Los compañeros de Lola le tienden una trampa al dejarle un nuevo regalo, pero en esta ocasión incluye una tarjeta con una cita. A la hora de la verdad, Lola descubre que se trata de una broma de muy mal gusto y el disgusto llega hasta el punto de que la estudiante decide abandonar la escuela. Pedro se presenta en su casa para intentar convencerla de que no puede dejarlo todo por una cosa así. Al final, Lola se anima y vuelve a las clases, pero aún queda por descubrir quién le hizo el primer regalo.

Parece que la relación entre Cristóbal y Adela va prosperando. Los dos profesores pasan la noche juntos en el piso de él y por la mañana se sorprenden al descubrir que Carmen y Diana también han dormido allí. En el caso de la directora de la escuela se trata sólo de algo circunstancial, pero entre Juan y la profesora de baile moderno ha habido algo más que palabras. El novio de Ingrid no quiere que esto estropee su relación y decide ocultarlo, pero un mensaje en el móvil hará que Ingrid se entere de lo que ha pasado.

El padre de Rober se presenta en la escuela para llevarse a su hijo a una cena de negocios: quiere que deje de estudiar en el centro para incorporarse a su empresa. Rober no está dispuesto pero tampoco sabe cómo enfrentarse a su progenitor. En medio de todo este dilema, se ha quedado sin hacer el ejercicio que les encargó Cristóbal y que consiste en interpretar a un personaje dentro de una situación real y llevarlo hasta las últimas consecuencias. El estudiante decide hacer su actuación para que Cristóbal le vea, pero alguien más presenciará la escena.