Salvo ciertos casos de fenomenología atípica (supongo), tarde o temprano el humano no puede evitar que le corroa un sentimiento definitivo de apego y curiosidad hacia la ciudad donde le vio nacer, invadiéndose de un impulso irrefrenable por conocer hasta el más recóndito detalle de la historia que le envuelve. Supongo que ello justifica el por qué de algunas fotos.
Añadida el: 31/07/2012