bertalina

Mientras unos disfrutaban de la playa o las vacaciones de sus sueños, Ana Rosa y su marido, Juan Muñoz, viajan en Semana Santa a la República Dominicana y Haití, en el que ha sido el viaje más enriquecedor y emotivo de su vida. Podrían haber elegido cualquier destino, pero lo que realmente deseaban era contemplar en persona la marcha del programa de ayuda a los damnificados del terremoto de Haití que la presentadora puso en funcionamiento junto a Infancias Sin Fronteras, el Padre Ángel y los Padres Paules.

Muy bien acompañada Juan y Ana Rosa, que se casaron en mayo de 2004, enseña a un curioso pequeño las fotos que le han hecho con una cámara digital. La experiencia en Haití no ha podido ser más gratificante para ellos. Ver no sólo que la ayuda estaba llegando, que los afectados vuelven a tener un techo y un plato de comida y que vuelven a sonreír y a mirar la vida con esperanza ha sido la mayor recompensa para Ana Rosa y Juan. No podrán olvidarlo.

-¿Por qué has querido ir personalmente a Haití? -Pues porque estoy muy involucrada y quería ver de cerca cómo están los niños. No pude hacerlo antes por mi programa diario y porque para llegar hasta aquí y que todo salga adelante hay muchas gestiones y trabajo detrás.

La mejor recompensa Ni reconocimiento ni notoriedad. Para Ana Rosa, la mayor recompensa en estos viajes es volver con la sonrisa de un niño en el equipaje.

Ni reconocimiento ni notoriedad. Para Ana Rosa, la mayor recompensa en estos viajes es volver con la sonrisa de un niño en el equipaje.