Ya van cuarenta años sin Félix Rodríguez de la Fuente. Un 14 de marzo de 1980, la voz de la naturaleza en televisión se apagaba en un trágico accidente de helicóptero en Alaska. El suceso se produjo durante la grabación del que fuera su programa más famoso, 'El hombre y la Tierra', aquel con el que enseñó a toda una generación de españoles que los animales no son alimañas. A día de hoy, parece un logro menor, pero en los años de la dictadura, que una persona se pusiera en pie por los derechos de la fauna y flora no era tarea fácil.
Su hito no es solo ese. Mayor es el logro de colocar un programa sobre naturaleza en la parrilla televisiva y que conquiste a la gente. Gracias a poder entrar a través de la pequeña pantalla en todas las casas de los españoles, hoy existe gente que dedica su vida a ello. Él puso a la vida en el centro. En la actualidad, su testigo lo recogen otros divulgadores, como Frank Cuesta, que a través de su programa, 'Wild Frank', pretende hacer lo mismo. Precisamente hablamos con él sobre la importancia que tuvo Félix Rodríguez de la Fuente.
También charlamos con otro divulgador, Ernesto Álvarez Xusto. Él lo hace a través de GREFA, el Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat, que nos abre las puertas de sus instalaciones para mostrarnos el trabajo que hacen allí. Junto con Frank, coincide en que la educación es el arma más potente que tenemos para evitar un futuro sin águilas en el cielo y valora el papel de la televisión en una tarea que, aunque parezca que goza de popularidad, está muy supeditada a los intereses de las grandes empresas: la defensa de la vida.