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La duodécima gala de 'Gran Hermano' ha estado protagonizada por el reencuentro con los familiares. Los concursantes volvían a ver a sus madres, padres o hermanos para sentir el calor cerca y que estos les dieran algunas indicaciones de cómo continuar en el concurso en las semanas restantes. Además, contaban con el poder de nominar, donde se veían los pactos que habían realizado. Pero la escaleta del programa también tenía que resolver una expulsión y la repesca.
Una semana después de devolver al concurso a Laura, Manu ha caído por deseo del público. El andaluz perdía el duelo frente a Nerea, quien, además, veía imágenes de sus discusiones con Luis. Esto servía a la madrileña para darse cuenta de los errores que ha cometido estas semanas y romper a llorar en cuanto veía a su suegra. Por otro lado, la repesca devolvía a Ruvens a la casa tan solo una semana después de haber sido expulsado.
Otro de los momentos que se han visto esta noche ha sido la ruptura definitiva de la amistad entre Maica Benedicto y Óscar Landa. Después de lo sucedido con la elección del mejor empleado de la prueba semanal, la tensión entre los ya examigos comenzaba a escalar hasta el punto de protagonizar una bronca en medio de sus compañeros.