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La octava entrega de 'Supervivientes: Tierra de nadie' se tornó de lo más interesante a consecuencia de los diferentes asuntos que se trataron. Uno de los momentazos de la noche fue esa mítica ceremonia de salvación, con Kiko Matamoros logrando un apoyo mayoritario del público. De esta manera, el colaborador se queda fuera de peligro, al contrario que Nacho Palau, Ignacio de Borbón y Mariana Rodríguez.
Alejandra Castelló analiza quién tiene más posibilidades de abandonar los Cayos Cochinos, matizando que la expareja de Miguel Bosé podría ser uno de los que llegue a la recta final del reality de Bulldog TV. Sin embargo, el puente de las emociones permitió que Matamoros se convirtiese en protagonista de la gala gracias a mostrar una faceta mucho más sensible y desconocida. Mientras se rompía en lágrimas, habló de sus progenitores y de su papel como padre, avergonzándose del tiempo perdido con sus hijos.
Por otro lado, no tuvo impedimento en hablar de sus adicciones; de hecho, confirmó que se comenzó a someter a un proceso de desintoxicación un mes y medio antes de poner rumbo a 'Supervivientes 2022'. Asimismo, reiteró en varias ocasiones un planteamiento que nos evoca la siguiente pregunta: ¿Oculta algo cuando asegura que no le queda "mucho tiempo" de vida?